martes, 5 de febrero de 2008

Sont temps pour les rêveurs.

No, no sé escribir, no sé por dónde comenzar tampoco, y es que acaso existen palabras para situaciones como estas, que suenen bonitas al leerlas, o que tengan la acertividad que quiero darles?

Soy un fracaso, lo repito... pero y si hiciera el intento... podrías comprenderme? podrías leer mi mente y sería todo mas fácil, quizás lo haz hecho, quizás esté balbuceando letras sin sentido, o tal vez porque exista el sentido... No, de nada sirve. Este día no tengo palabras para darte, sólo uno que otro quizás, una que otra palabra inventada para el caso... para el caso.

De acuerdo, me robas las palabras, lo hiciste hoy y los dias anteriores, y es que no puedo dejar de verte y escucharte, de oirte y de observarte. Tampoco podría conceptualizar todo lo que pasa, pero lo siento y mierda que lo siento!. No te puedes imaginar lo feliz que me haces, eres increible, logras dejarme completamente mudo, completamente fefo... y es que siempre tienes la palabra precisa, la sonrisa perfecta, en el momento que más necesito oirte y sentirte. Te siento, y es tan fuerte y atropellador que maldicion! te quiero! y es que simplemente quiero quererte, sin palabras bonitas, sin romanticismo forzado, sin la cotidianeidad que deboran los mortales un beso sistematizado. Eres demasiado para un loco seudo-humanista que quiere ser comprendido.

Hoy mis ojos hablaron para la ocación, cualquier palabra ahora opacaría y subestimaría lo que siento por ti.


Hoy... hoy... hoy... el comienzo de un sueño... un sueño... nuestro sueño.

martes, 15 de enero de 2008

Anksu

No, la verdad no sé por dónde empezar, se me vienen a la cabeza tantas cosas y es confuso y sólo tengo ganas de escribir, salga lo que salga, sea lo que sea, sin propósitos explicables, sin gramática y sin ese aire intelectual que muchos le dan en sus entradas a esto que se llama blog. Sólo quiero dar en cuenta que los recuerdos están vivos en mi cabeza, a pesar del tiempo, a pesar de la distancia. Señorita Anksu, he aquí mi respuesta.

No te miento, me emocionó muchísimo leerte, y es que cuánto tiempo ha pasado desde que nos conocemos? ... 14 años? Quizás más, y al decir ésto me es inevitable acordarme de nuestros primeros pasos cuando pendejos, cuando casi ni nos hablábamos en la sala del jardín, y cuando ni pensábamos volver a encontrarnos luego de salir de ese lugar, cuando ambos tímidamente tomados de la mano de nuestras respectivas mamás sonreíamos por haber entrado en el mismo colegio. Volvimos a hablarnos antes de sentarnos relativamente cerca, años después?... y vaya que se me vienen cosas a la cabeza. Cómo olvidar el clásico "y wuijalepollo", o la bien temida y a la vez morbosa y secreta "tireja", sí señorita, a pasado muchísimo tiempo! pero allí estábamos, con la willy y el "foré" ... "aprendiendo" jaja. O cuando le pusiste de título "QUEQUE" a la puta carpeta que la vieja nos hizo hacer, a diferencia de la Willy "Análisis de la estructura y elaboración e hipótesis de lo que comúnmente se llama queque" jajajaja.

Quien iba a pensar que así se formaría un cariño tan grande hacia ti que ha durado hasta el día de hoy. Con nuestros diálogos, con nuestras risas, con nuestras mariconadas, con tantas horas de hablar por MSN de ocultismos y súcubos e incubos y tantras! y más de algún "horror" y "wakala" y "estoy aburridito..." jajajaja, y que sólo nos hayamos juntado dos veces a conversar solos.

Pero eres Anksu, Eres Jóc, y eres a todo dar xD. A pesar de la distancia, a pesar del medio, me encanta hablar, reír, y compartir contigo. Te quiero muchísimo y no lo olvides nunca. Aunque pasen los días, aunque pasen los años, y las horas, (como diría Benedetti) Compañera, usted puede contar conmigo.




Memorias de un Payaso Loco =).


viernes, 11 de enero de 2008

Año nuevo, vida nueva?

Y así surgen los miles de dichos que, de forma espontáneamente cliché, se te vienen a la cabeza.
Pero empecé el año de la manera que me lo había imaginado horas antes. No, no salí a carretear como todo el mundo, no me di el primer beso del año con el sexo opuesto porque no tenia, porque no quería hacerlo, tampoco comí lentejas, tampoco salí a darme una vuelta manzana aferrado a una maleta de viaje, ni los calzones amarillos? (creo que eso lo hacían las mujeres? no me extrañaría que a creencias de esa índole le atribuyeran sexos), quizás aferré un par de monedas de 100 pesos que tenia en el bolsillo en ese momento, ¿qué hice? tomé ponche? canté karaoke con unos tíos y primos, y lloré, como todos los años en soledad, por 2 cortos minutos. Me distraje, lo pasé bien, no lo niego; a mi manera.

Los días que sucedieron fueron relativamente normales... De acuerdo creo que empecé con otra disposición el año, al menos me dedico a disfrutar de los grandes placeres que la vida te puede llegar a entregar. Pero aún así sigo con mi vida de antes, he fumado muchísimo más, he llorado como de costumbre, también sigo escuchando la misma música, pero a quién le importa qué cosas he hecho, no he regresado a escribir cotidianidades; y es que acaso existe razón para escribir? prefiero no complicarme con esas cosas.

Tengo ganas de actuar, de bailar, de tocar más de algunas cosas tangibles, de escribir y de retomar partes de mi vida... año nuevo vida nueva? creo que de todas maneras lo estoy haciendo... a mi manera, a mis cortos 18 años, quién sabe lo que este año le depare a "esa nueva vida", Simplemente sonrío por hoy tener ganas de proyectarme más allá, aunque esté solo, aunque siga soltero (y en realidad les importa?), aunque siga fumando como antes y aunque siga queriendo cantar decentemente, hoy sonrío y eso es lo que me importa, aunque siga cantando mal.

Monólogo interior de un iluso soñador al comienzo del año.

jueves, 2 de agosto de 2007

Latidos en silencio

Quererte por siempre corazón,
Acaso eso es lo que sientes?,
Si tan sólo pudiera dejar de verte corazón
Se acabaría este sueño inerte

Llorar por siempre corazón
Acaso eso es lo que sientes?
Crees en palabras ajenas corazón,
No sabes lo que mienten.

Escuchas aquella canción corazón
Acaso eso es lo que mientes?
Dejarme llevar por tus ojos amor
No sabes lo que se siente.

¡Bendito sean tus ojos corazón
Si pudieran pronunciar palabras!
Destruirme y acariarme corazón,
Bajo las sombras que me envuelven.

No puedo dejar de verte corazón,
Me hundo sin ti en la locura
Es que no puedo entrar en tu mente corazón,
Me haces perder la cordura!

Estúpidos sean los que de palabras creen!
Acaso eso es lo que sientes?
Vuelve hoy a cortar las flores
De este tedioso jardín inerte.

¡Y es que nunca serás mía corazón!
mientras, traidoras y violentas hallan,
Sólo déjame entrar en tu mente corazón
No ves que tus palabras dañan.

Las palabras ya no sirven corazón,
Acaso eso es lo que sientes?
Ven y besa mis labios corazón!
Que de un fuego mudo cubrirás tu mente.

Ahora vuelves a acercarte corazón,
Acaso ésto es lo que sientes?
¡Te maldigo a ti y a estos ojos, corazón,
Que nunca dejarán de quererte!.

domingo, 22 de julio de 2007

Lluvia Estival


Hacia las montañas se alza desnuda su pálida figura. Su rostro cubierto por su cabello, besado por un velo azulado, mira hacia la nada en busca de la nada. Como en trance hipnótico voy besando su lamento; Los cielos lloran y seguirán llorando en las sombras de la noche por la nada.
Ella da media vuelta y descubro con la mirada sus labios, pálidos, fríos, secos y amargos, sus ojos amenazantes se vuelven en todas las direcciones buscando aquello que no existe. Relámpagos, nubes y lluvia, los cielos lloran y seguirán llorando por la nada. Me estremezco al ver fu perfil perfecto y sublime, de sus ojos nace el tormento y el fuego que quema en lo profundo de la nada; la soledad me embriaga y ella no parece notarlo, mantiene su figura intacta e inexpresiva. En busca de algo que yo tengo, pero ella no parece notarlo. Mis ojos rompen los mares que se secan en mi boca, corren, huyen de la nada hacia la nada, donde se consumen hasta desaparecer en las comisuras de mis labios.

Ella parece notar mi mirada sobre sus ojos y rápidamente me observa cautelosamente; el fin estaba próximo y no podía evitarlo. Con mi mano alcancé su pelo, lo acaricie lentamente, apasionadamente. Cerró sus ojos y entreabrió sus labios. Recuerdo haberla besado hasta que nos ahogamos en nuestras lágrimas. Me miró queriendo pronunciar palabras pero la detuve con un dedo; no quise escucharla, no quise romper ese silencio eterno y agónico. Mi mano alcanzó el metal bajo mi abrigo… ya no podía evitarlo. Me arrodillé y quise decirle que la amaba, que la odiaba y extrañaba, que sus ojos son los culpables de mi angustia y sus labios de mi agonía; mi cuerpo no resistió y cayó a su lado. Recuerdo su mano tocando la mía aferrada a la daga, y con aire resulto me la arrancó de mi dominio, y mirando hacia el cielo lloró… lloró, no sé por cuanto tiempo pero siguió llorando mientras sus manos sangraban y mis ojos se cerraban. Quise besarla por última vez, y la tomé de su cintura para que cayera sobre mi pecho agónico. Gimiendo sus labios buscaron los míos, sus ojos se cerraron junto a los míos en la completa oscuridad de la noche, bajo la lluvia y la luna pálida y asesina.

Los cielos lloran y llorarán por siempre en lo eterno de nuestros corazones, que buscan la nada y entregan su vida a una pasión que estaba oculta y que hoy aparece indeseable en los ojos de la noche; en silencio perpetuo, del llanto infinito sobre nuestra lápida junto al mar … junto a la nada.

Blasfemia

Déjame entrar en tu mente
¡Oh princesa mía!
Descubrir cálidos placeres
Y oscuros amaneceres,

Y es que como sondas eléctricas
Estremeces cada uno de mis latidos
Y el contacto con tu cuerpo
Termina de perturbar mis sentidos;

¡Soledad de Medianoche!
Déjame decir tu nombre,
Dejaste de ser la princesa
De aquel niño que hoy es todo un Hombre

Y es que me has devuelto la vida
!Oh Reina mía!
Oras mi nombre a las luces oscuras
Como yo a tu pecho inmaculado

Y así hasta el final de la noche,
Como ácido rodaban sobre mis mejillas
Húmedas y descontroladas lágrimas
¡Arrepentidos Estan Los Dioses,
De Tanta Blasfemia Dicha!

¡Oh Princesa mía!
Señora de este fuego interno,
Vuelve a mirar mis ojos
Que de grietas rojizas
Brota el podrido Elixir,

Tan cerca de mi,
Y más no pude verte
Favor de apiadarte de este siervo
Que ya la noche se ha vuelto asesina;

De mi pecho tu entorno
Y del pasto este trecho
Tan cerca de mi, Amada mia,
Y más no pude verte;

¡Benditos sean los segundos¡
Si el tiempo da marcha atrás
Para besar tus Labios
Y consumir esta angustia en cenizas.

Pero ya la noche terminó
Y se que te estoy perdiendo,
Porque tan cerca estabas amor
Que no miré dentro de mi mente.

miércoles, 18 de julio de 2007

Eterna Agonía



Había estado observando por largo rato aquellas frías gotas de invierno. El reflejo del agua sobre el mojado piso de barro no dibujaba mas que mi oscura silueta. Hipnotizado iba caminando por un angosto camino de hojas que al pisarlas bajo mis negros zapatos, crujían como la madera ardiendo en llamas. El ambiente se tornó más frío y desértico, ningún alma parecía moverse bajo la espesa lluvia que reinaba en las calles, era sólo yo en aquella fría noche de invierno. Mi reloj marcó las ocho de la noche y me encontraba completamente solo, totalmente empapado bajo la tormentosa lluvia que caía sin control sobre las posas vibrantes de agua. Traté de observar dentro de mi mente, intentando encontrar la respuesta a todo lo que ocurría frente a mis ojos, en dónde me hallaba, completamente indefenso, bajo aquellas lágrimas de luna, que bordeaban cálidas sobre la vereda de la calle; pero mi mente estaba dormida. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza, cuando una punzante brisa envolvió mi cuerpo. Temblando me incorporé y retome mi marcha desenfrenada.

Una casona vieja y húmeda, bordada y cubierta completamente por enredadas hojas que crecían, al parecer sin control sobre sus oscuras y firmes murallas. Sentía frío, fue una de las razones por la que accedí a aquella oscura, y acogedora casona. Dentro no se escuchaba nada más que los truenos amenazadores, temblando allí afuera en las calles de un pueblo desconocido. Aun temblando, e iluminado solamente por milésimas de segundos al caer los relámpagos con furia sobre la tierra haciendo estremecer con un ruido fuerte las débiles ventanas de la habitación, voy buscando fósforos sobre la mesa del comedor para prender los candelabros. Siempre me ha impresionado la fuerte pasión que me provocaba la tenue luz de las velas, cálidas y nítidas, tétricas como aquella casona de invierno, y es que cada segundo de mi cansada existencia se veía reflejado en esas vacilantes llamas del infierno.

Con la luz que irradiaba de los candelabros pude vislumbrar algo, que oscuro y sombrío, se acercaba hacia donde me encontraba, una fría brisa amenazó punzante en dejar sumida en la oscuridad completa aquella casona, fría y oscura como la silueta que desaparecía.

Completamente absorto me incorporé de aquel estado de congelamiento. Aquella sombra que hace unos pocos segundos amenazaba con estrecharme entre sus brazos, causo en mi una terrible tristeza. Fugaces como los rayos nocturnos, reyes de las oscuras calles de invierno, llegaron a mi mente las escenas de un acontecimiento brutal, el más perturbador de mi aterrada existencia. Rápido como pude, llegué a las escaleras que conducían hacia el segundo piso. Al pisar los escalones habitados por terribles telarañas aglomeradas sobre la madera, en mi cabeza se produjo la extensa angustia del suspenso. Mis ojos que desorbitados presenciaban el brutal acontecimiento y mi cuerpo que en cualquier momento parecía desmoronarse, observé aterrado, yacido sobre la cama, las siluetas frías y desgarradas de los dulces amantes, el cual de sus labios se iba derramando el rojo ardiente de su cálido veneno.


¡Oh dulces amantes! Acaso la fría noche congeló sus corazones, que hace unos segundos se unieron en el acto de la muerte. ¡Oh querida mía! Prométeme que esta noche no te irás de mi lado ni por las más terribles circunstancias que causaron mi agonía en ese dulce beso de muerte. ¡Abre los ojos querida mía! Que empiezas a manchar mi cuerpo con tu rojo fuego de locura, ¡no dejes que nos descubran en este eterno momento! Ya que mi cuerpo inerte tumbado al lado del tuyo, perdurará en la memoria de nuestros fríos corazones por el resto de los días de invierno, en aquella casona, nuestra casona, eternamente.